lunes, 24 de febrero de 2014

Que aprovechen los domingos de cine, las palomitas y las comedias románticas. La expresión que coloquialmente resumimos los españoles en "¡Que aproveche!" la traducen nuestros hermanos, los franceses, en un lenguaje algo más altivo. De buen comer, eso es lo que caracteriza a los galos y así ha decidido llamar el director David Pinillos a su último película: Bon Appetit.  

Esta producción que data de hace ya cuatro años es la perfecta opción para cualquier fin de semana de aburrimiento. El argumento nos sumerge de lleno en los bellos paísajes de la Suiza que todos algún día quisimos visitar, ese país siempre neutral, que quizás no sabíamos ni que existía como potencial destino. Pues bien, este creador castellano consigue que nos enamoremos de un universo que crea en torno a una relación única. ¿Os apetece escuchar esta historia? Siéntense, con un buen vino y lean atentamente la carta que va a dar comienzo una trama con una cucharadita de romanticismo y de idealismo a partes iguales.

Daniel (Unax Ugalde) es un exitoso chico que consigue una plaza como chef en un prestigioso restaurante de Zurich. Allí conocerá a la sumiller Hanna (Nora Tschirner). Esta es la historia de dos amigos que se besan porque prueban a besarse. En medio de la calle. Casi como en las películas. Resulta paradójico. A raíz de ese beso que ella le da por llevarle la contraria empieza una especie de relación prohibida en la que descubrimos tanto el entorno de Hanna y sus secretos como las dudas que se le presentan al joven español que acaba de llegar a Suiza.




Los protagonistas, Daniel y Hanna mirando hacia el horizonte en la costa española

"Dios hizo los alimentos y el diablo los condimentos". Esa es quizás una de las frases del enormérrimo "Ulises" de James Joyce que puede aplicarse aquí. Bon Appetit es la receta que se empieza casi sin ingredientes, de la nada y se van añadiendo todos esos condimentos necesarios en el progresivo conocimiento entre dos personas.


"No hay receta para nosotros así que tendremos que improvisar"

Ésto es lo que le dice Hanna a Daniel cuando le invita a cenar para arreglar un pequeño malentendido que hubo entre ambos. Las cosas para la suiza funcionan de esta manera: si la cagas con una persona, haces que ésta venga a tu casa y además le dejas hacer la cena. Con los pocos ingredientes disponibles, el ingenioso chef sorprende con unos espaguetis con yema de huevo rebozada en los que destaca un irresistible toque de menta caramelizado. ¿Quién se puede resistir a este cocktail de sabores?



La especial receta de Daniel para su primera cena juntos


Al estilo de Chocolat (Lasse Hallström, 2000), que no se sabe si se nos hace la boca agua por los deliciosos platos que preparan los personajes o por la contención a la que asistimos por parte de ambos a avanzar en eso del amor durante una buena parte de la película, Bon Appetit seduce ojos y estómago en una escasa hora y media de reloj.

Quizás uno de los momentos que más logra abstraernos de la realidad y reírnos silenciosamente para nuestros adentros es en el que Hanna tararea la canción "Strange things will happen" desde el asiento trasero del coche en el que poco después los dos amantes se besarán. La perfecta conjugación de tanto esta canción como las otras muchas que componen esta Banda Sonora es la que nos hace volver a tener ganas de enamorarnos (si es que no lo estamos ya), de vivir (si es que no creemos en el famoso carpe diem) o de dejarnos caer por Suiza, ¡a ver que se cuece!



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ESCRITO POR Ana Vázquez

Eterna becaria que busca aprender todo eso que no pueden enseñar en las redacciones. Velocidad como modo de vida.

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