martes, 18 de febrero de 2014

Ya vimos en los Premios Goya, la condena a la que está y estará sometido el cine español durante muchos años si alguien no reacciona y hace algo. Y no me refiero a que los galardonados critiquen al ministro de Cultura, Educación y otras muchas cosas, José Ignacio Wert, por no haber asistido a la cita. Por quejarse, sólo les han hecho caso a los de Gamonal. Aquí es necesario actuar. Los 42 millones de euros que recaudó 'Las Brujas de Zugarramurdi' en taquilla están muy lejos de los 222 millones que lleva hasta ahora 'El lobo de Wall Street'. Sí, queridos amigos, las comparaciones son odiosas pero esta es nuestra realidad.

Escena de obertura de la película

No obstante, en España no se puede decir que no sepamos hacer buen cine. ¡Que se lo digan a Álex de la Iglesia! Ahí va el briconsejo: consigue juntar a todos los actores más conocidos del panorama actual, pon a Carmen Maura para tener a las señoras contentas; a Hugo Silva y a Mario Casas en portada para que las adolescentes dejen cualquier sábado de botellón para ir al cine; a un niño adorable como Gabriel Delgado; disfraza a Secun de la Rosa de heterosexual tres cuartas partes de la película y para finalizar, no te olvides de tu preciosa novia, Carolina Bang. Las rubias venden. Esta es la receta de este bilbaíno.

Una de las brujas,  Carolina Bang, con sus posibles víctimas

'Las brujas de Zugarramurdi' se queda en una ligera mención a las ricas leyendas del norte, de las que se podrían sacar mil y una películas. Tanto las cuevas como los ritos quedan por parte de Alex de la Iglesia demasiado inexplotados. Se vuelve a caer en enseñar la monstruosidad como lo feo y abusar del maquillaje para ganar el Goya en esta especialidad en concreto. Lejos de inventar cualquier historia nueva, se vende la de la rubia buenorra por la que se pelean dos "guapos" de la talla de Mario Casas y Hugo Silva.

El único momento sorprendente de esta galardonadísima película (que le ganó la batalla a 'Vivir es más fácil con los ojos cerrados') es el principio que además de enganchar al público, que con toda su predisposición se pone a verla, sitúa la acción en la Plaza del Sol, lo que hace el escenario deje atrapado a casi cualquier madrileño. El atraco que planean con esmero un Cristo Plateado (Hugo Silva) y un soldado verde (Mario Casas) sirve de obertura a una película cuyos misterios van in crescendo hasta que los protagonistas caen en las fauces de la familia de brujas en la que destacan Carmen Maura y sus demás secuaces.

 
ESCRITO POR Ana Vázquez

Eterna becaria que busca aprender todo eso que no pueden enseñar en las redacciones. Velocidad como modo de vida.

1 comentarios:

  1. Para mí 'Las brujas de Zugarramurdi' fue un peliculón. Puede que la historia no sea demasiado elaborada, pero la crítica grotesca a la guerra de sexos está muy conseguida y creo que los ejemplos utilizados son muy acertados, al menos para provocar la risa del público. Vi la película en el cine, y tuve la sensación de que todo el mundo salió feliz. Hubo hasta carcajadas, cosa que parece difícil escuchar en una sala de cine con una película española. Por otro lado, creo que De la Iglesia pretendía provocar la reflexión de que no nos queremos ni en pintura (hombres y mujeres), pero que hacemos las mayores locuras los unos por los otros. Porque amigos, el amor (la pasión, la lujuria, o como queramos llamarlo) lo vence todo, mientras no haya dinero de por medio.

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