sábado, 31 de enero de 2015

Hay películas a las que uno se acerca por curiosidad, otras por presión social y otras por aburrimiento. Podríamos decir que ‘Boyhood’ es un experimento del que se ha hablado en todas partes y al que hay que echarle un buen rato. Nunca he sido muy partidaria de las cintas de tres horas y sé a ciencia cierta que esta ya se ha ganado unos cuantos detractores. Pero, sin paños calientes: es lo mejor que he visto en mucho tiempo.

Son variadas las voces que critican a ‘Boyhood’ por la falta de historia y de un final contundente. Pero señores, que la historia es esa. Se pueden hacer millones de comedias de risa fácil y final feliz, utilizar la tecnología para crear efectos especiales de infarto o presentar al personaje más triste del mundo mundial –como diría Manolito Gafotas–. Sin embargo, hace falta ir más allá para vender algo distinto.

Richard Linklater consigue que sus personajes hablen aún sin abrir la boca, que la trama enganche sin la estructura clásica introducción-nudo-desenlace y una explosión final, para mí, inigualable. La llave del éxito se entrega a los espectadores desde la traducción del propio título, ‘Momentos de una vida’. A fin de cuentas, no hay nada más morboso que inmiscuirse en la intimidad más desgreñada de uno mismo; si ya funciona en Gran Hermano y escandaliza en el Vip, no se imaginan cuánto mejor si se le da una vuelta de tuerca y se hace con inteligencia. Personalmente, he llegado a creerme tanto a Mason –el protagonista– que me he puesto en su piel.

Ellar Coltrane, fue elegido entre cientos de niños.

Del director, experto en el tópico del tempus fugit, no esperaba menos después de su trilogía 'Before'. Elige mostrar el paso traumático de la niñez a la adolescencia y lo desvirtúa de forma tan grotescamente realista que consigue como dirían los ilustrados “educar deleitando”. Y en ello, también tiene culpa la música, que madura con el personaje. Clásicos como Pink Floyd, Bob Dylan o The Beatles, se abrazan con el indi de Arcade Fire, Coldplay, Phoenix, Kimbra, o incluso con los ecos de Britney o Lady Gaga, hasta la versión de ‘Hero’ que cumple con lo que ya se avisaba en el tráiler: ser a la vez una película humilde y una hazaña épica.

Me gustaría ser una entendida en cine para decir que el estadounidense ha hecho historia con la fórmula tremendamente innovadora de rodar una película durante doce años y mostrar, por fin, al público algo verdadero, algo diferente. Y de paso que uno no salga del cine reafirmándose en haber entendido más un absurdo que un argumento. Como solo soy una más, diré a los que aún no la hayan visto que en esa décima de segundo en la que hoy día nos permiten aburrirnos, pongan la película por probar. Si al acabar, sienten lo mismo que yo, comprenderán lo que dijo Gil de Biedma hace un cuarto de siglo: “Que la vida iba en serio/ uno lo empieza a comprender más tarde”.

Linklater rodó 'Boyhood' en doce años.

ESCRITO POR Denise Aldonza

Redactora en activo. De pluma libre para decirte lo que debes oir, como lo debes oir: sin miramientos.

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